Por qué llegó Donald Trump a ser presidente
DONALD J. TRUMP Y EL DESTINO
AMERICANO.
--este texto pertenece a un ensayo que escribí a fines del año 2016 para explicar las causas profundas del giro de la política norteamericana--
--este texto pertenece a un ensayo que escribí a fines del año 2016 para explicar las causas profundas del giro de la política norteamericana--
CAP 1: UNA NUEVA REVOLUCIÓN CONSERVADORA?
A pesar del periodismo que en
su mayoría le es antipático, Trump no es un fenómeno tan excéntrico, algo
inusual que aparece de golpe en el escenario político norteamericano. Un
político que no es político, sino un empresario millonario, acostumbrado al
show business, conoce bastante bien qué acordes hay que interpretar para llegar
a dónde quiere. No significa que no sea sincero en sus consignas, ni que ellas
desvíen demasiado del rumbo que una mayoría del electorado considera correcto
en la coyuntura actual de EE.UU.
Tampoco es extraordinaria la
coincidencia de que el fenómenos Trump se dé en consonancia con otro no menor:
la inminente salida de Gran Bretaña de la Unión Europea –
Brexit-. A principios de los ’80, Margaret Thatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en USA llevaron adelante la - un poco
pomposamente – llamada “ Revolución Conservadora”;
ésta actual, llevada adelante por Trump y Theresa May sería la segunda – y
quizás se sumen Marine Le Pen con su
Frente Nacional en Francia , y hay que considerar también el ascenso de la derecha conservadora en Holanda,
Alemania, Italia, Austria….un fenómeno sin precedentes en los últimos 50 años…
En este contexto, Trump es
sólo el elemento más importante de un desplazamiento general de la opinión
pública. El mundo abandona el globalismo
transnacional, y se refugia nuevamente en el Estado-Nación y en los valores
tradicionales: familia, religión, seguridad económica: Occidente vuelve a los
valores de la clase media y de los mayores, dejando atrás, por ahora, las
veleidades revolucionarias del ’68 y de la Nueva Izquierda de los setenta
y ochentas.
Las causas son más o menos
transparentes y muy precisas: crisis económica irresuelta, después del impresionante Crack financiero
del 2008 ; un crecimiento económico post-crisis bastante tibio en EE.UU. En Europa se suma un sentimiento muy negativo
frente a la inmigración y a la creciente violencia del fundamentalismo
islámico.
A nivel de las relaciones
internacionales de poder y de las amenazas
externas, se fueron dando en los últimos ocho años de la administración Obama los
siguientes hechos, muy importantes: Irán, fortaleciéndose para ser una
factor dominante en Medio Oriente, y encaminándose irreversiblemente a potencia
nuclear, y China, que enfrenta un
proceso de reacomodamiento económico que
puede ser muy drástico y generar repercusiones negativas en el mundo.
A todo esto responden los EE.UU.
con un movimiento de repliegue hacia los valores e instituciones que la
convirtieron en una excepcionalidad en el siglo XIX y XX.
No otra cosa es la consigna “ Make America Great Again”
Qué efectos tendrá sobre el resto del mundo
este giro proteccionista de la mayor potencia económica, dependerá de las
respuestas y acomodamientos que se vayan dando a medida que progresen los
acontecimientos: de seguro, muchos países se verán afectados con una posible
depresión de sus respectivas economías, que deberá encontrar respuesta en un
acomodamiento simétrico al de los EE.UU. -- mayor autarquía del aparato
económico y un vuelco hacia el mercado interno – o bien integrarse a los
restantes circuitos globales que persistan.
Nadie, en estos momentos,
puede aventurar un curso seguro de los acontecimientos, más aún teniendo en
cuenta que el giro de Trump hacia el proteccionismo está en sus comienzos y aún
no sabemos su magnitud y alcance
Debe quedar algo claro, no
demasiado remarcado por los medios que fueron cubriendo los hechos hasta hoy:
los cambios de rumbo propuestos por Trump se darán principalmente en la esfera de
los valores y de lo simbólico, mucho más que en lo económico. Parece impensable que el
circuito global de intercambio de bienes – Globalización
- pueda sufrir la misma reversión que aconteció en la crisis de los años
treinta del siglo XX, considerando el
inmenso peso político y económico que las empresas
transnacionalizadas poseen hoy.
El nuevo presidente es la
resultante de una larga “Guerra Cultural” entre las fuerzas
conservadoras y progresistas dentro de ese país, que dura desde hace ya varias
décadas, y su elección es meramente una batalla más, que puede ser decisiva en caso de que el Partido Demócrata
en EE.UU. persiste en su deriva hacia la
izquierda.
Nadie puede acreditar con
exactitud la magnitud del deterioro del tejido social y económico de los
EE.UU., pero los indicadores de opinión son contundentes al marcar un espíritu de
agotamiento de la paciencia del pueblo frente a todos los
“establishments”
CAP 2 : CAPITALISMO NACIONAL Y
POPULAR?
Hasta hace poco, era común pensar que la
globalización y la sociedad económica a la que ella daba lugar constituían
procesos irreversibles e indiscutibles. “El
rumbo de la historia”, como gustan decir los aficionados a la filosofía.
Es verdad que después de la caída
del comunismo el proceso de internacionalización vivió una gran aceleración, y
que la globalización de la economía capitalista no es un fenómeno exclusivo del
siglo XX y XXI, pero la propaganda y los grandes entusiastas del fenómeno
global pasaron por alto que las políticas internas de los países comprometidos
en la globalización de sus economías deben adecuarse a las demandas de sus
votantes.
Si la opinión pública
norteamericana se convence de que los problemas internos de su país son debidos
a un intercambio poco justo, en este caso con China – que se lleva los mejores
puestos de trabajo industrial – o con México, en el caso de los automotores, entonces los políticos actuarán en
consecuencia: y es esto exactamente lo que está haciendo Trump. Los economistas nos dicen que las cosas no son
tan así, que el proceso globalizante es complejo….. “y que todos salen ganando” . Esto
puede ser verdad en el largo plazo, pero es indudable que si las fábricas se cierran y los trabajadores pasan a depender del seguro
social o a trabajar en un Burger King, esto puede resultar intolerable y
constituir un perjuicio grande para los que sufren ese destino –
independientemente de si la economía en
general sale ganando –
Hoy por hoy se sabe con
bastante certeza lo que constituye una economía que funcione con justicia
social; cada país, de acuerdo a su tradición, lo conoce por su propia
experiencia. Lo que pasó en los últimos años en EE.UU. fue que la opinión
pública pasó a considerar que la economía
había dejado de funcionar de una manera justa,
resultando en una desigualdad creciente y una falta cada vez mayor de
empleos de buena calidad. Hay que decirlo con claridad: la culpa no es sólo de
China, México y la
Globalización , pero el conjunto contribuyó a que las cosas
económicas se fueran yendo a pique y en la resultante ascensión de Trump.
Las soluciones que propone
Trump asustan a muchos, pero no son descabelladas ni irracionales: por de
pronto, propone bajar impuestos y regulaciones para que los empresarios tengan
menos dificultades en crear puestos de trabajo; “barajar y dar de nuevo” en todo lo relativo al comercio
internacional: relaciones con China, los acuerdos del NAFTA, abandono del TPP y
del Acuerdo Transatlántico de Inversiones con la Unión Europea , y otras medidas
menores de la misma índole.
El proceso de globalización
sirvió en los últimos 30 años como oportunidad para que centenares de millones
de personas de los países pobres
salieran de un estado paupérrimo, y como punto de partida para una economía más
productiva; sin embargo, los países ricos de Europa, y fundamentalmente los
EE.UU., sufrieron un estancamiento en el nivel de vida de las clases medias –
en diferente medida y de acuerdo a las circunstancias –
Se puede poner como ejemplo a la Argentina : país de
ingresos medios a comienzos de los años ochenta del siglo XX, las malas
políticas y una globalización muy mal encarada, nos llevaron del puesto 30 al
puesto 47 en la escala de bienestar humano publicada por la Fundación Legatum. No fue la globalización la culpable exclusiva
del retroceso, pero sirva nuestro país de ejemplo a considerar cuando se
evalúan los resultados de las aperturas de la economía y las desregulaciones
3
-QUE SE VAYAN TODOS!
El péndulo de la política no
se mueve con ritmo regular. En el 2009,
después de la asunción del presidente Obama, se pensaba que por muchos años el monopolio
del poder quedaría en manos del Partido Demócrata. Tan grande había sido la
decepción del gobierno Bush e inmenso era el entusiasmo por el nuevo
presidente.
Hoy, el Parlamento
norteamericano tiene ambas cámaras con mayoría republicana; 33 de las 50 gobernaciones
son republicanas, y 32 legislaturas estatales están dominadas por el mismo
partido. Nada así se había visto desde los tiempos de la posguerra civil.
El repudio a las políticas de
Obama comenzó casi inmediatamente de que asumiera la presidencia, y los
demócratas perdieron todas las elecciones desde entonces.
Sin entrar en demasiados detalles,
puede resumirse en esto: el gran entusiasmo que había generado un hombre que
venía a reformular la política se fue apagando cuando la opinión pública se dio
cuenta de que no se trataba de alguien
que pudiese enfrentar realmente al establishment
corrupto de Washington; más aun, parecía que Obama se sentía muy cómodo con
ellos, y que sus iniciativas de legislación iban a provocar serios perjuicios a
la clase media:
a) La Ley de Salud – Obamacare -
b) El intento de pasar una
legislación que castigaría a los combustibles fósiles y que llevaría los
precios de la energía por las nubes – ni siquiera los propios demócratas la
aprobaron -
c) Gobernar con decretos de
necesidad y urgencia - cuando perdió las mayorías en el congreso-
d) Denigrar a la policía y a
las fuerzas armadas
e) Una política exterior que
puso al mundo al borde de un caos pocas veces visto…..
esta enumeración presenta
algunos de los hechos que explican el
por qué de la reversión drástica
del electorado americano.
Seguramente lo mismo sucederá
si Trump resulta un fiasco o no cumple con las promesas que hizo.
Pero todo venía de antes; los
8 años de Bush, la Guerra
de Irak, la debacle financiera, todo parecía apuntar a una élite política y a
una burocracia estatal que había perdido definitivamente el contacto con la
parte esencial del pueblo norteamericano.
Por eso Trump – un outsider de la política – primero tuvo
que enfrentar y deshacerse de los republicanos para recién después, apuntar
contra el establishment general de los Demócratas y de la burocracia de
Washington. Una apuesta fuerte que deberá cubrir con hechos concretos para no
causar una decepción mayor aún que la ya pasada.
4
“HACER UNA NORTEAMÉRICA GRANDE
DE NUEVO”
Es común que los países que se
enfrentan a una crisis política surgida de un sentimiento generalizado de su
población respecto a la declinación general de los valores, asuman la decisión
de retornar a los orígenes. La historia política nos muestra que estos “retornos”, muchas veces
violentos, son tan frecuentes como las revoluciones; incluso algunos aventuran
que toda revolución no es otra cosa que una restauración.
Por eso el “volantazo” que
está efectuando Trump hacia la derecha del péndulo político-moral, debería
interpretarse como una vuelta a la normalidad, un intento de retomar el “
centro vital” que marcó a la política norteamericana durante la mayor parte del
siglo XX.
Como todas las demás naciones,
EE.UU. sufrió en estos últimos 40 años cambios drásticos que la alejaron de esa
sociedad de clase media más o menos homogénea que había sido durante las
décadas anteriores; las transformaciones culturales que a ritmo acelerado
vinieron a configurar la llamada “ post-modernidad”, o la sociedad
post-industrial, donde la economía de los servicios pasó a ser la principal
proveedora de trabajo, produjeron una realidad a veces muy difícil de asimilar
para los que se ven marginados de las supuestas bondades de la globalización.
Sea como fuere, la realidad de los números es categórica: la clase media se
estancó y la distancia entre la élite que supo aprovechar los cambios de la
nueva economía tecno-globalizada y los demás sectores se amplió: pero lo peor
para la conciencia general de la clase media fue el surgimiento de una élite
adinerada, que habita generalmente las urbes -
New York , Los Ángeles y San Francisco - que controla la academia, la
industria del entretenimiento y los medios masivos de comunicación y que, a
diferencia de los anteriores grupos de poder, desprecia la tradición cultural
norteamericana, cuya base es el hombre común. Estos grupos que se identifican
con el partido Demócrata, la globalización, las fronteras abiertas y la idea de
un mundo de “Economía Sustentable y Verde”, son “el enemigo” en la guerra
cultural que la derecha conservadora lleva adelante.
Dos grupos del partido
republicano, de considerable influencia ,el “ Tea Party” y “los conservadores
evangélicos”, marcaron los lineamientos de la oposición al gobierno de Obama ;
durante la interna republicana estos sectores habían sido duramente críticos
con la candidatura Trump, pero ahora le dan una aprobación generalizada, a
pesar de que el presidente se ha mostrado a la izquierda de ambos en muchos
temas relacionados con la economía y la sociedad: cobertura universal de salud,
aborto y derechos de los gays y lesbianas, por ejemplo.
De algún modo, Trump intuye
que la sociedad norteamericana no puede retroceder en cuestiones de “derechos
de las minorías”, pero que tiene un margen amplísimo para actuar en la
imposición de la
Constitución – Ley y Orden – aspecto muy descuidado no sólo
por Obama sino por su antecesor Bush, y fundamentalmente en el reordenamiento
de la maraña de legislación y regulaciones que traban el despegue de la
economía – incluido una revisión profunda de los acuerdos de Comercio
Internacional que rigen los actuales intercambios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario